De México el mole, los chiles, la lima, el cilantro y los aromas de los productos tatemados, algo que en España no se usa en ninguna receta tradicional.
De Tailandia la leche de coco, los curry frescos, todos sus aromas y el uso de hierbas frescas en sus sopas y guisos.
De Bali el Satay con su adobo, cocinado en la brasa, las especias, y lo inusual de su parecido con la cocina mediterránea.
De Perú sin duda la lima, el cilantro y los tubérculos, pero también la frescura a la hora de cocinar, los crudos aliñados, los aromas de los ajíes frescos y su cocina fusión nikkei y china totalmente integradas en su cultura gastronómica.
De China lo intensamente especiado, los guisos y sopas extremadamente picantes y a la vez dulces, los fritos con garrapiñados melosos acompañados con hierbas y cebolletas en fresco, el uso de texturas sedosas y por contraste las texturas de mordida firme y, por supuesto, el hecho de que aprovechen absolutamente todo de cualquier animal.
De Italia todo. Es como descubrir a un hermano gemelo que ha crecido separado de ti, un hermano que contiene toda tu esencia y tu parecido. La tradición y lo mediterráneo, la diversidad por regiones, los productos. Un hermano gemelo que a la vez ha desarrollado un universo de detalles que lo hacen increíblemente diferente a ti, por lo que podrías pasarte toda una vida aprendiendo de él.
De Cádiz el mar, mar y más mar, y tierra, y vino, y luz.
De Madrid lo castizo, nuestra raíz.